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Indígena Misak en la Academia Colombiana de la Lengua

septiembre 10, 2025

Por Beethoven Herrera Valencia

El ingreso de Bárbara Muelas Hurtado como miembro correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua constituye un hito histórico por tratarse de la primera mujer indígena en lograrlo.

Como ella lo expresó, su ingreso “abre una ventana a través de la cual el pueblo misak y muchos otros pueblos indígenas podrán mirar y ser mirados, escuchados y comprendidos».

Nacida en Silvia, Cauca, hace 80 años, relata que en la cosmovisión Misak, “nombrar es un acto íntimo con la naturaleza que implica gran responsabilidad y conciencia, pues al nombrar no solo describimos el mundo, sino que lo creamos, lo sostenemos y lo comprometemos con nuestro propio destino”.

En 1992, Muelas fue convocada, con representantes de siete pueblos indígenas, a traducir la Constitución Política de Colombia al namtrik, su lengua materna. Acordaron traducir el término “Estado” con la expresión “Nu pirau”, que puede traducirse como “territorio mayor”. Y lo explicaron diciendo que “esa era una idea cálida y colectiva, de responsabilidad y armonía comunitaria”.

En la cultura misak hay una percepción del tiempo y del espacio diferente a la cultura occidental. En namtrik, el espacio se entiende como una serie de espirales expansivas que parten siempre desde su casa, específicamente del nakkuk, el fogón, que es mucho más que un simple lugar donde se cocina. El fogón es el corazón espiritual y social de la familia y comunidad, pues allí aprenden, conversan, resuelven conflictos, y se transmiten los saberes ancestrales.

En esa lengua, los puntos cardinales no son referencias fijas e inmutables, sino que se extienden desde el centro (la casa, el fogón), desarrollándose en espirales concéntricas hacia afuera, creciendo de manera expansiva e infinita. Existen múltiples nombres para indicar las direcciones norte, sur, oriente y occidente, que dependen siempre del lugar donde nos encontramos, desde dónde miramos, hacia dónde caminamos y con quién conversamos.

Cada dirección es relativa, dinámica, y profundamente relacional, nunca rígida o absoluta. De esta manera, el espacio es siempre conversado, caminado, y compartido desde el centro hacia afuera, hacia lo infinito.

Por otra parte, el tiempo presente es concebido como un instante efímero, inestable y breve: Es sólo el punto fugaz que existe entre lo que ya ha sucedido (adelante, visible) y lo que está por venir (atrás, invisible). El presente es apenas el instante que estamos habitando ahora mismo, siempre moviéndose, cambiando constantemente. Y resulta evidente que cada idioma lleva consigo una forma única de ver y entender la realidad y conocer otras formas de percepción.

Como expresó la nueva académica, “resulta claro que este reconocimiento va más allá de mi caso personal y simboliza apertura, inclusión y valoración de nuestras culturas ancestrales dentro del tejido vivo de nuestra nación”.

Colombia, con más de 65 lenguas indígenas es un mosaico de voces y saberes. ¡Pero muchas de ellas están en peligro de extinción!

BEETHOVEN HERRERA VALENCIA
Vicepresidente de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas.


Artículo publicado originalmente en Portafolio